martes, 21 de abril de 2015

Cosas que tenemos que saber!


       Recientemente se publicó en la provincia una reseña sobre la Casa del Torreón, ubicada en las Canteras y para la que existe un proyecto de recuperación.
       Este hecho ha servido para recordar quienes la habitaron y fueron sus propietarios así como las diferentes circunstancias por las que fue cambiando de mano.
       Otra época otras condiciones económicas y una ciudad en los inicios de su expansión. Ello permitió que destacase este pequeño palacete de la playa de las Canteras hasta que se quedó rodeado y enterrado, pugnando por asomarse entre los nuevos colosos de ladrillo que fueron proliferando hasta conformar lo que hoy conocemos.
       Recuerdo que mi padre me contaba que en la torre tenia, junto con su hermano Felipe , una colección de conchas y objetos curiosos que recogían en sus andanzas por la playa. Se pasaban horas en las alturas como si fueran fareros aguardando la puesta de sol.
      Considero interesante para todos nosotros saber como fue la historia de la casa que ,como tantas otras, guarda sus secretos celosamente y de la que solamente nos podemos imaginar la delicia que pudo ser vivir en ella.
      Transcribo lo publicado tal cual salió en la  prensa;

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LA CASA-TORREÓN DE D. AMARANTO
27.03.2010 | 00:00
LA CASA-TORREÓN DE D. AMARANTO
LA CASA-TORREÓN DE D. AMARANTO
PEDRO GONZÁLEZ -SOSA

      Se cuenta -y así aparece en letra impresa- que fue la primera construcción levantada a finales del siglo XIX en aquel sector cerca de "peña la vieja" de la entonces solitaria Playa de Las Canteras cuyos extensos arenales llegaban hasta la misma loma de Alcaravaneras, denominada en el proyecto como "casa de recreo" construida con supuestos planos de Laureano Arroyo por el abogado y poeta Amaranto Martínez de Escobar y Luján, nieto del escultor, como hijo que fue del también abogado Bartolomé Martínez de Escobar y de Francisca Luján Barrera, cuya primera inscripción en el Registro de la Propiedad se remonta a 1897, aunque se supone fue edificada algunos años antes, porque no ha sido posible localizar en los fondos municipales del Archivo Histórico Provincial ninguna referencia. Sin embargo sí se localizó el proyecto y planos del mismo Arroyo de otra casona levantada en 1893, a la que luego nos referiremos para una aclaración que creemos necesaria, mandada construir por el mismo Amaranto y su hermano el cura Teófilo en solar anexo, separadas en aquel tiempo por un espacio arenoso como el paisaje que circundaba la zona y que con el tiempo pasó a ser rudimentaria vía de servicio, y ahora se corresponde con el final de la calle Franchy Roca en su confluencia con la Avenida, (edificio éste que también tenía un torreón de menor altura que la casa vecina de la que hacemos una breve historia) y que se corresponde con el solar donde hoy se levanta el edificio Atlántida.

El chalet color rojo aquí historiado, testimonio de un pasado con un áspero paisaje, se conserva todavía en pié al final de dicha vía haciendo casi esquina con el paseo con el que confluye y aunque exteriormente ofrece su original estilo arquitectónico se evidencia un deterioro por el paso de los años. Don Amaranto, abogado, militante del Partido Republicano que presidió, uno de los fundadores de El Museo Canario siendo secretario inamovible, director de la Económica y presidente de la Exposición de 1892 llamada "Fiesta de las Flores", habría que añadir que fue uno de los promotores del entonces desértico barrio de Las Canteras, tantas veces cantado por él en sus composiciones poéticas, donde pasaba grandes temporadas a partir de la construcción de la casona en la que destaca su peculiar torreón desde el que, entonces, podría divisarse incluso el Puerto del Refugio o de la Luz.

La casa aparece inscrita en el Registro el 26 de abril 1897 y fallecido Amaranto en 1912 pasó a ser por herencia propiedad de su viuda Eugenia Morello Colón, conjuntamente con su sobrina Francisca Naranjo y Martínez de Escobar hasta 1929 que fue a ser heredada por el hermano de ésta Teófilo, que la enajenó en 1940 al matrimonio formado por Juan Padilla Paz y Magdalena Perdomo Acedo, (hermana del poeta y periodista director que fue de Diario de Las Palmas), quienes en 1946 la venden a Ezequiel Hernández Blanco que realizó reformas y mejoras sólo en su interior, respetando las fachadas y torreón, con proyecto de Miguel Martín Fernández de la Torre y que en la actualidad pertenece a sus herederos. Por lo tanto, de acuerdo con las inscripciones registrales, no parece que fuera propiedad, como señala una nota del libro "Torreones de Las Palmas" ilustrada con una foto actual, de Agustín Sánchez Rivero donde se dice que en "1928 solicitó permiso para levantar una torre-mirador en una casa de recreo fabricada en 1900". Efectivamente, según la documentación obrante en el Archivo, Agustín Sánchez fabricó en 1900 una casa de recreo --puede que en otro lugar de la misma playa-- donde aprecia por los planos que el alzado del frontis, que ya cuenta con una torreta, trazado por Laureano Arroyo no se corresponde con el estilo arquitectónico respecto a la levantada a finales del s. XIX por don Amaranto donde ya aparece con su torreón y rodeado el edificio de una soleada terraza cubierta, de acuerdo con la fotografía que ilustra estas notas facilitada por sus descendientes, realizada antes del fallecimiento del poeta en 1912, y que en otras placas aparece sentado plácidamente en el patio interior con familiares y amigos.

Para don Amaranto las estancias en Las Canteras eran un elixir para la salud, a cuya playa le dedicó el vate evocadores versos como este:

Allí en aquellas riberas/

se cansa uno de vivir?/

Quien no se quiera morir/

que se vaya a Las Canteras ..........."""